lunes, 29 de agosto de 2011

Taurofilia

Al morir Asterio, el gran Minos creyéndose con todos los derechos para ser rey de Creta reclamó airadamente el trono, y queriendo ser persuasivo en su pretensión dijo con arrogancia que los dioses responderían todos sus llamados y pedidos, y que tan pronto le fuera concedido el primero de estos favores festejaría su coronación.
Después de construirle un colosal altar a Poseidón, realizó is minuciosos preparativos para sacrificar su mejor animal en honor del poderoso dios de las aguas, y delante de la multitud rogó para que saliera del mar un inmenso toro. En ese mismo instante su petición fue escuchada y una radiante bestia blanca nadó buscando la costa. Sin embargo Minos quedó tan asombrado de la belleza del toro, que se negó a matarlo enviándolo con el resto de su ganado para mejorar su raza, y decidió efectuar el sacrificio prometido con uno de menor linaje.
Entonces el gran Poseidón al sentirse desairado por ese acto de su adorador, urdió una de sus más crueles venganzas: hizo que Pasifae, la bella esposa de Minos, se enamorara del espléndido toro blanco que se había librado del sacrificio. Y al día siguiente cumpliendo el designio divino ella empezó a buscarlo en la pradera, a perseguirlo entre la maleza, a admirar durante horas su brío y fuerza; tan deslumbrada por su hermosura, que aceptando su inusual obsesión decidió consumarla entregándole su cuerpo, y para eso debió confiarle su extraño ardor a Dédalo, el más refinado tallador y artesano del reino.
Éste decidido a ayudar a la reina construyó entonces una vaca de madera que cubrió con un cuero de un animal recién desollado, y le puso al artefacto ruedas ocultas en las pezuñas para facilitar su desplazamiento. Luego condujo la engañosa máquina a Gortina donde el toro pacía entre la espesa vegetación, y le enseñó a la bella Pasifae el mecanismo de su invento asegurándole al marcharse que guardaría total silencio sobre esa aventura.
Pasifae se desnudó e ingresó al interior de la simuladora máuina y esperó ansiosa a que el toro blanco advirtiera su asequible presencia y se dispusera a cortejarla. Pronto el animal se acercó al artefacto y engañado por el olor del cuero comenzó a rondar a Pasifae hasta que decidió copular con ella. Y así la voluptuosa mujer estremecida por el dolor y el placer que el acto le producía se entregó con toda su pasión al animal que sentía en los rechazos y aquiescencias, mas placer que con las otras hembras de la manada. El toro cautivado por la extraña vaca de madera y Pasifae por las brutales embestidas sexuales, repitieron el acto innumerables veces hasta desfallecer.
Mese más tarde la delirante reina dio a luz a un monstruoso ser llamado Minotauro, violento engendro con cabeza de toro y cuerpo de humano, que delataría a su esposo la increíble traición . Minos afligido al enterarse de esta manera del extravagante adulterio de su esposa, consultó a los dioses sobre un método para ocultar semejante deshonra, y ellos al verlo tan angustiado decidieron responderle. Y esta vez él con sumisión, obedeciendo al oráculo, ordenó a Dédalo que le construyera en Cnosos un gigantesco laberinto, con intrincados y oscuros pasadizos, para que nadie descubriera el hecho, destinado a esconder en su centro a su amada Pasifae y a su despiadado hijo el Minotauro.

Diodoro

                                                  Minotauro y desnudo - Picasso

2 comentarios:

  1. ¡Y yo ni idea del origen del laberinto del minotauro! ¡Qué porno y qué turbio todo! La mitología me deja a cuadros siempre...
    ¡Saludos!

    ResponderEliminar